PARA PENSAR
Átomo irrisorio, perdido en el cosmos inerte y desmesurado, sabe que su febril actividad no es más que un pequeño fenómeno local, efímero, sin significación y sin sentido. Sabe que sus valores no se sirven más que a él, y que desde el punto de vista sideral, la caída de un imperio, o incluso la ruina de un ideal, no cuenta más que el hundimiento de un hormiguero bajo el pie de un paseante distraído.
De esta forma no tendrá otro recurso que aplicarse en olvidar la inmensidad bruta, que le aplasta y lo ignora. Repudiando el vértigo estéril de lo infinito, sordo y aterrador silencio de los espacios, tratará de volverse tan incósmico como inhumano es el universo; brevemente replegado sobre si mismo, se consagrará humildemente, terrestremente, humanamente, a la realización de sus mezquinos designios en los que fingirá poner la misma sobriedad que si apuntara a fines eternos
EL HOMBRE
JEAN ROSTAND
De esta forma no tendrá otro recurso que aplicarse en olvidar la inmensidad bruta, que le aplasta y lo ignora. Repudiando el vértigo estéril de lo infinito, sordo y aterrador silencio de los espacios, tratará de volverse tan incósmico como inhumano es el universo; brevemente replegado sobre si mismo, se consagrará humildemente, terrestremente, humanamente, a la realización de sus mezquinos designios en los que fingirá poner la misma sobriedad que si apuntara a fines eternos
EL HOMBRE
JEAN ROSTAND
2 comentarios
jose mendoza -
felipe -
saludos,
felipe.